Excálibur está muerto. Por precaución. Por evitar cualquier riesgo
por muy pequeño que fuera. Por cortar de raíz una posible fuente de
contagio. ¿Imaginan que se produce un accidente y Excalibur contagia a
una persona? No podíamos correr el más mínimo riesgo, defienden.
Pero no sabemos si Excálibur estaba infectado. Lo hemos
sacrificado antes de saber si tenía ébola. ¿Por qué no ponerlo en
cuarentena? ¿Para qué matarlo inutilmente?
Pero, dejando de lado las consideraciones morales -¿había que
matarlo? ¿no había que matarlo? ¿corríamos el riesgo de dejarlo vivo?-
ojalá no tengamos que arrepentirnos de haberlo sacrificado. Porque los
expertos apuntan a otra pieza en este complicado puzle: Excálibur podría
habernos dado muchas claves sobre el ébola y haber salvado muchas vidas
en caso de que se den más casos de ébola en Europa.
Excálibur estaba sentenciado a muerte desde que sus dueños ingresaron en el hospital.
Un juez dictó la orden de sacrificio, sin saber siquiera si estaba o no
infectado. Desinfección de la vivienda y muerte del perro. Sin un
análisis que hubiera podido salvarle la vida. Sin tener en cuenta
siquiera la opinión de uno de los únicos expertos en el tema.
Eric Leroy es co-autor del único estudio sobre el ébola en los
perros. Los datos demuestran que estos animales se contagian, que no
presentan síntomas
que delaten que están enfermos –es decir, que no desarrollan la
enfermedad- y que durante el tiempo en el que tienen el virus activo
podrían excretarlo y transmitirlo a los humanos. Podrían. Porque no está
comprobado.
Hay muchas dudas, y Excálibur quizá hubiera contribuido a despejarlas.
Primero: ¿se había contagiado Excálibur? No
hay nada que pruebe que los perros se contagian de los humanos. En el
estudio, en una zona infectada de Gabón, el 32 por ciento de los perros
asilvestrados habían contraído el virus, pero los investigadores
sospechan que ocurrió porque comieron animales infectados, como simios
–los perros eran asilvestrados, no domésticos-. Por eso era tan importante científicamente haber salvado a Excálibur.
Era el único perro doméstico del mundo que había tenido contacto con
una portadora del ébola, y su estudio hubiera sido importantísimo para
saber si estos animales se contagian de los humanos. Enseguida les
cuento por qué es tan importante este extremo.
Segundo: ¿contagian los perros domésticos a los humanos?
Todo son sospechas, no se sabe. Cuando se estudió a los perros de
Gabón, a ese 32 por ciento de animales que tenían anticuerpos de ébola,
no se pudo determinar que hubieran contagiado a ningún humano. De hecho,
los únicos contagios de ébola animal-humano demostrados son de
“murciélagos, simios e incluso algún antílope”, ha contado el presidente
del Consejo General de Veterinaria, Juan José Badiola, a Europa Press. Otros expertos, como el doctor Stephen Korsmann, de la Universida de Cabo Verde,
sí que creen que los perros puedan “llegar a contagiar a los humanos
con un mordisco o con un lamido", según ha contado a la cadena News24.
Algo que Eric Leroy y sus compañeros no han probado en su
estudio. Es más, este experto pedía que no
sacrificaran a Excálibur: “es importante desde el punto de vista científico”, “hay
que aislarlo, hacerle un seguimiento, estudiar sus parámetros
biológicos, ver si está infectado y averiguar si excreta virus”. Si
hubiera estado contagiado, se hubiera “recuperado, y cuando estuviera
curado habría eliminado completamente el virus”.
Quizá hubiéramos aprendido mucho de Excálibur si no
lo hubiéramos sacrificado. Porque, imaginen ahora que el ébola se
convierte en epidemia en Europa, un continente en el que prácticamente
la mitad de los hogares tienen animales de compañía. Y, a día de hoy, no
sabemos si los perros se contagian de los humanos. Ni siquiera si los
perros con el virus contagian a los humanos.
Cuando el IRD (Institut de Recherche pour le
Développement) presentó su estudio sobre ébola y perros en 2005 insistió
en que era importante determinar el papel de los perros en brotes de la
fiebre del Ébola y tener en cuenta este riesgo en medidas para control
de las epidemias.
Pero hemos perdido esa oportunidad. Si
hay más casos de ébola en Europa y no sabemos cómo actúa con los perros,
¿Qué haremos entonces con ellos? ¿Sacrificarlos a todos?
¿O era un riesgo demasiado grande dejar a Excálibur vivo?
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